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Nazis en Barrios sin Madre

04/04/2009

Víctimas de los Campos

Vicenç Bach, Pere Cuyás, Joan Molins y Joan Tura fueron víctimas de los campos de exterminio nazis.

Como cada año, coincidiendo con la conmemoración de la liberación de los presos del campo de concentración de Mauthausen, el 5 de mayo de 1945, se les brinda un homenaje floral. La obra es del escultor Joaquim Camps. Este monumento, hecho en bronce sobre granito e inaugurado en 1991, esta ubicado en la Plaça Amical Mauthausen, en Mollet del Vallès, provincia de Barcelona, Catalunya, España.

Esta población de 35.000 habitantes, castigada por el desempleo, los estragos de la crisis económica, la masificación de inmigrantes y la pésima administración de sus gobernantes, es el lugar donde habito.

Cuento con escasa documentación para la siguiente historia, imprenta en la leyenda de la ciudad, suficiente para describir un simbólico capítulo de los avatares de sus vecinos. Quienes, por los entresijos del destino, dejaron una huella imborrable en la memoria del Barrio Sin Madre.

Durante la lenta y difusa postguerra, hacia 1950, Mollet del Vallès se convirtió en un lugar asequible para muchos españoles huidos del hambre y la miseria. Alrededor de la Estación de tren de Santa Rosa nació el Barrio Sin Madre.

Tiempos duros durante los cuales el empleo precario subsistía entre la oferta y la demanda. Uno de los trabajos más explotados fue el de cobrador. Todo se pagaba a plazos. Recuerdo la existencia de comercios que devolvían el cambio del importe con cupones, éstos a su vez debían cambiarse por aparatos de uso doméstico en grandes almacenes.

Los muertos, el gas, la luz, el agua. Al no existir la domiciliación bancaria, la mayoría de deudores se las ingeniaba para retrasar los pagos. Entonces entraban en acción los cobradores, domicilio tras domicilio, edificios de angostas entradas, escalinatas desniveladas y húmedas paredes, puertas impregnadas de olores mustios, buzones anónimos, vecinos desconfiados y mocosos aburridos al acecho de cualquier travesura.

El cobrador contaba con el factor sorpresa, el despiste de los inquilinos al abrir la puerta y poder enfrentarse a ellos; sin embargo, los moradores estaban curtidos porque el hambre y la necesidad son muy traicioneras.

Considero la imposibilidad de descubrir cómo empezó, de hallar al percusor de la idea, del cómo se extendió.

La cuestión es que la presencia del cobrador no pasaba desapercibida entre las vecinas del barrio; las cuales, por la época y el consecuente machismo estaban obligadas a quedarse al cuidado del hogar. En cuanto aparecía se ponía en marcha la maquinaria escénica. El cobrador llamaba y las madres, escondidas entre las sombras del piso, empujaban a sus hijos pequeños a abrir un resquicio de la puerta para manifestar que mamá no estaba en casa. La acción se reproducía de igual forma por el vecindario entero, tanto que los cobradores empezaron a llamarlo el Barrio sin Madre. Ignoro cómo se contagiaron unos a otros de la teatral excusa, tampoco sé cuándo saltó de los cobradores a la gente de la calle. Evidentemente esto no es mencionado en la información oficial sobre la ciudad, pero si algún día pasan por aquí pregunten por el Barrio sin Madre, no digan Barrio de Santa Rosa, Plana Lledó, Can Borrell, o cosas similares. Digan Barrio sin Madre.

Hoy está poblado por inmigrantes, hay calles exclusivas para ellos, con comercios interraciales, desde locutorios hasta locales para ejercer sus distintas religiones. Son vecinos sin madre.

Son cosas que pasan por aquí. Homenajes a las víctimas del nazismo, partidos de baloncesto, bailes de salón, teatro infantil, debates sobre la guerra civil. Alegre juventud dispersa por los parques, delincuencia, drogas, embarazos no deseados, desencanto, desempleo. Ancianos en los bancos, adheridos a los cristales de las ventanas, jugando a la petanca o bailando en el centro para la tercera edad. Días en los que llueve mucho y otros en los que sale un sol radiante.

Víctimas de los Nazis

3 comentarios leave one →
  1. 31/12/2017 18:06

    Y cuando digo misera ciudad,no me refiero a personas humildes,obreras,etc…me refiero a la chusma maleante que hay en demasiada abundancia,a unos servicios tercer mundistas,etc,etc,,,

  2. 31/12/2017 18:03

    Vivo en ese barrio,vaya porqueria!! Lo que han permitido los ineptos gobernantes de esta misera ciudad!!

  3. 05/04/2009 15:02

    Esto es historia, no una historia, historia de la que me gusta, la de los cientos de barios sin madre que hay por ahí, por que esta es la historia que cuenta de verdad lo que es (o era) la vida.
    Curiosa, entañable y triste la historia de ese barrio de su localidad amigo Eduard, pero me atrevo a decri que hermosa al fin y al cabo, aunque sólo sea por que es la que es y es que como dijo Serrat «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio»
    Un saludo

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