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¡¿La JUSTICIA pacta con el DIABLO?! (Artículo de opinión.)

¿Es justa la justicia?

¿Es justa la justicia?

A razón de mi edad, hay un recodo en mi memoria de cuando adolescente al que voy a referirme con más o menos acierto. Primeros amores, primeros desamores, ilusiones convertidas en humo, el morir de una infancia feliz para despertar en una agitada adolescencia, y de paso la desilusión.

Recuerdo la dictadura de Franco, me educaron con ella hasta la santísima expiración del caudillo. El evento me cogió en el primer año de instituto. Aquella fecha, con quince veranos en el cuerpo, me realicé como abanderado de los que sigue la plebe, pues en mí recayó la responsabilidad del ejemplo. Inculto, apolítico, virgen, más salido que un balcón sin flores, más perdido que un náufrago en mitad del desierto, pésimo estudiante y peor lector. Si bien, me porté como un héroe, borracho de vino tinto administrado a porrón, corriendo en círculos en derredor del grupo de los cantores tan revolucionados como ebrios, agarrado con fiereza al asta, con la tela de colores ardiendo en lo alto, avivando el fuego del cambio.

Años más tarde, cumplí con el ejército a cambio de no disfrutar de mi juventud en los penales militares. Como no había guerra, los oficiales desviaron su mando contra suboficiales y tropa de reemplazo, luego llegaría el fallido y triste golpe de estado. Mientras nosotros, soldados inútiles en tiempos de paz, pertenecientes a un gobierno obsoleto, acabamos la milicia tomando alcohol, drogas y combinaciones alucinógenas. Durante demasiados meses fui el responsable de izar la bandera, de mañana y de tarde, con el sonido del trompeta gallego y el saludo en posición de firmes para todo bicho viviente al que alcanzaran las notas de la retreta. Son las cosas del destino.

La transición fue dura, sin inmigrantes ni hipotecas, o lo que es lo mismo, sin las excusas de hoy y mañana. Por ausencia de experiencia, por falta de previsión, por los políticos que quedaron fundidos a la teta del poder y continuarían otros tantos años más, y un largo etcétera de despropósitos.

No era este el objetivo de mi post, si bien por estar en la palestra mediática, por rencor reprimido o puro coraje, soltaré de refilón una perla que les encantará a los funcionarios de justicia.

En aquellos tiempos las oposiciones para funcionario eran similares a conseguir un estanco, una farmacia, un puesto de lotería, una oficina de correos, etc. aunque a diferente escala social, evidentemente. El tráfico de influencias estaba a la orden del día, el amiguismo, el colocar a los hijos de unos u otros, destinos cercanos a casa cuando el Servicio Militar Obligatorio (Cuando no el incumplimiento del mismo), y más etcéteras.

Conocí a personas que obtuvieron los anhelados puestos. Siguiendo las pautas homologadas a través de las oposiciones. Los modernos funcionarios que lograron su objetivo y que tuve el gusto de conocer, jóvenes vanguardistas, de gustos modernos e ideas transgresoras, y viceversa. Viajaban por países exóticos, tomaban drogas, daban fiestas con los Rollings Stones de fondo (¿Simpatía por el Diablo?), y quizás lo más significativo: Revoloteaban, cual mariposas venenosas, afiliados a sindicatos, a partidos políticos clandestinos de izquierdas y qué sé yo, por evitar más etcéteras baldíos.

Al grano que sube el pan, referidos funcionarios de justicia, alquilaban sus puestos de trabajo a otros que superadas las oposiciones, aún carecían del puesto laboral. De esta guisa, los primeros vivían de las rentas laborales, acordando previamente cantidades y condiciones, mientras dedicaban su tiempo libre a otros menesteres, segundos empleos, finalizar licenciaturas universitarias, ser madres o padres sin problemas de bajas o altas para asistir al médico, viajar.

¿La Justicia pacta con el Diablo?

¿La Justicia pacta con el Diablo?

Dejaron un campo larvado de futuras injusticias que hoy recogemos los ciudadanos. Si es indignante lo de la niña de Huelva, aún lo es más la arrogancia del poder jurídico. Una familia pierde a su hija por la negligencia de un Juez, hoy por una Secretaria judicial del juzgado de Sevilla, mañana por culpa de la asistenta que viene a limpiar. A partir de la ejemplar odisea de un padre que descendió hasta los infiernos para hallar el cuerpo sin vida de su hija, supuestamente se castiga a los responsables del error con una pena insultante, con cierto tufo a burla.

No sólo no reconocen su error, nos humillan con un desplante, revelándonos su poder con afilados colmillos salpicados con la sangre de los inocentes, detienen el curso de la labor judicial del país amparados por el engendro mediático.

¿Existe una moraleja? Denme un adjetivo por favor, un sinónimo, o mejor una explicación, porque no había controlado que la rabiosa impotencia me cegaría a medida que fuera escribiendo sobre esta familia. Pues no dejan de venirme a la mente las imágenes del padre hablando con el Presidente del Gobierno. Era mi intención otra; sin embargo, las imágenes de la niña Mari Luz Cortés, me asalta su bendita inocencia, ese ser precioso y único al que arrancaron de cuajo, destrozando a una familia. Ya no puedo seguir, percibo las imágenes de la Secretaria arropada por los de su misma condición. Me cubre la oscuridad, la sombra de la mentira.

Invito a quien quiera a contrastar estos datos, aunque ello pudiese derivar en algo controvertido y ácido.

Anagrama

Anagrama

5 comentarios leave one →
  1. letrasdeagua permalink
    04/04/2010 10:36

    Excepcional Eduard. Vaya por delante. Funcionaria Interina afortunadamente no en Justicia. Tema delicado. Demasiados ingredientes en la coctelera.

    ES cierto que la Justicia NO funciona pero sólo quiero apuntar que quien la imparte tal vez esté obligado a no mezclar emociones. Ciegan. Lo que no quita que las Admones Públicas HAN de cambiar. Como HAN de cambiar (de hecho lo están haciendo) aquellos colectivos profesionales que tradicionalmente han recurrido al corporativismo.

    Frente a la Impotencia (difícil controlarla) me apunto a lo que escribe Luis Rojas Marcos para SIEMPRE concluir que la sociedad mejora. Tal vez no tan despacio como pensamos.

    Abraçada.

  2. 18/06/2009 9:22

    gracias

  3. 16/06/2009 11:04

    Has cuadrado el final. En tus palabras existe un gran talento a proyectar.

    Froid

  4. 16/06/2009 9:51

    La justica como tal no existe. Creemos en ella pero solo con la esperanza de que algun día se demuestre que no es ciega sino racional, la justicia no tiene sentido común, se rige por normas dictadas friamente y sin considerar elementos claves de la vida humana.

    Se supone que el sistema judicial debe resolver conflictos entre las partes, castigar a los criminales y ofrecer seguridad a los ciudadanos, pero como tu bien dices, en demasiadas ocasiones se demuestra lo contrario.

    Está claro que algo falla, y en mi opinión es la falta de empatía y preocupación de los jueces, lo que en ocasiones es de entender porque no pueden «perder» demasiado tiempo con cada caso, pero está en juego la dignidad y el destino de una persona…

    El año pasado pude comprobar de primera mano, al estudiar una asignatura llamada derecho civil, la falta de sentimiento y la frialdad con la que la justicia actúa.
    Podría seguir escribiendo, podría defender también a los jueces por la presión a la que estan sometidos, a los abogados y a los fiscales y darle un voto de confianza al sistema judicial español (porque sus cosas buenas tendrá) pero no lo voy a hacer.

    Saludos

    PD: si solo es una percepción y ni este blog existe ni yo misma, no tengas en cuenta este humilde comentario porque es fruto del aburrimiento y no tengo ni idea de a donde queria llegar con el

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