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Colores en la Bandera Racista

19/05/2009

Ilustración/Loco Datar&EduardBlanco

Ilustración/Loco Datar&EduardBlanco

Carmen salió de casa como cada mañana, poco antes de que dieran las ocho. Cerró la puerta del garaje con llave mientras los perros ladraban con fiereza, arañando con una rapidez extraordinaria la misma con las patas delanteras; el ruido de la cerradura los enervaba por el vínculo que aquel sonido metálico mantenía con su relativa libertad.

Con el bolso colgado al hombro, recién duchada y maquillada, emprendió el trayecto calle arriba. Por la misma acera, como cada día, bajaba Elvira. Misma edad, parecida indumentaria y similar nivel cultural.

Tras los saludos cotidianos, detuvieron sus prisas un momento para cotillear sobre el barrio.

Cada día peor, ayer los moros de enfrente, unos gritos. Se ve que como la muchacha ha tenido el bebé, el padre la quiere echar de casa. Es que viven todos en el piso, y ahora con otro moro en paro y una criatura.

Calla, calla – Replicó ElviraAyer por la tarde, volvíamos de comprar en el super y de vuelta a casa pasamos por delante. Un pestazo, oye, estarían cocinando sus comidas, digo yo; como no tiene extractor de humo, pasamos por delante y me dieron ganas de vomitar. Me entraron nauseas, oye.

Ya te digo. Carlos está más que harto – Dijo CarmenDice que en la empresa hay unos cuantos y siempre están de bronca con ellos. No se integran con los compañeros. Dice que hay uno que lleva siete años aquí y no habla dos palabras seguidas de español. Que no secundan las huelgas y que les joden todos los planes en contra de la patronal, porque como no quieren perder el puesto de trabajo. No saben que lo perderán igual.

No sé dónde iremos a parar, chica. Bueno, que se me escapa el autobús y tengo que abrir la oficina.

Vale guapa. Ve por la sombra, ya sabes lo que dicen de los bombones.

Se dieron el adiós entre risas y gestos, apresurando el paso y ojeando los relojes.

Toñi salió, como cada mañana, poco después de las ocho. Cerró la puerta de un golpe y descendió por la escalera con ritmo, con aspecto de llegar tarde, revolviendo en el enorme bolso, arreglándose el pelo rojo mientras cavilaba donde habría aparcado el coche ayer por la noche. Unos metros más allá, tuvo que dar marcha atrás cuando, al girarse por ese enigmático sexto sentido femenino, lo imaginó delante del portal.

Por la acera de enfrente subía Lola. De camino al Casal de la Tercera Edad, donde cuidaba del ánimo de los viejitos, organizando bailes, juegos cognitivos, o simples grupos de relación. Había acabado la carrera de Psicología, pero no encontraba trabajo de lo suyo; así que, por una miseria de salario en negro, ocupaba la mañana sensible a los problemas de nuestros mayores.

Hola guapa – Saludó a Toñi, enzarzada ésta en una lucha manual con las llaves del vehículo.

Ay, hola Lola. Ya llego tarde. ¿Vas para el casal? Sube que te llevo.

Si no hay que empujarlo para arrancar.

Rieron mientras Toñi maniobraba con dificultad para salir del aparcamiento. Contaba con el espacio justo para la operación.

¿Sabes Lola? Este barrio cada día me gusta más. Sales por la mañana y te das de cara con los infinitos colores de las telas tendidas en los balcones, un montón de olores diferentes, gente de todas partes para arriba, para abajo. ¿Has visto las túnicas que llevan los negros del ático? Me encantan.

Es verdad – Respondió Lola A mí también me gusta el barrio. No tengo queja de los inmigrantes, al contrario. En el curro somos cuatro y la única española soy yo, hay dos latinas, un senegalés y yo; oye, nunca tuvimos pegas en ese aspecto. Y en la comunidad ya hay más gente de fuera que de aquí. Yo me llevo bien con todos. En el edificio no tenemos problemas con ellos, el otro día la vecina de enfrente, de Mauritania, nos trajo una bandeja con cuscús. Son muy amables.

Tras unos cuantos golpes de volante para desembarazarse del hueco donde estaba encajado, Toñi consiguió encarar el vehículo en mitad de la calzada, entonces el motor se caló, obligando a detenerse a un camión con remolque de 3.500 kilos.

En estas situaciones, los nervios traicionan a las personas de sereno argumento, con más razón si el conductor del camión es un latino machista con gafas oscuras y un palillo danzando en la boca. Toñi no entendía por qué el embrague no respondía al encendido de la llave sin llegar a coordinar la marcha con el pedal acelerador.

Mujer tenías que ser. – El tipo hizo sonar la potente bocina con una sonrisa maliciosa. Vamos nena, que no tengo todo el día. Gritó.

El utilitario parecía un insecto indefenso delante del morro del camión, y las chicas comenzaron a sufrir de sofocaciones y nerviosismo.

¿Si te saco el coche, vamos a tu casa un rato? Te enseñaré de qué estamos hechos los latinos. ¿Qué dices? ¿Eh? Papito te enseñará dónde está la palanca del cambio.– Rió exasperado a causa de la tensión que produce el follar menos que un perro atado.

Después del incidente, las chicas se incorporaron a la avenida principal en silencio. Un silencio que Toñi quebró con intención de retomar el buen humor que el camionero les había enturbiado.

¿Puedo hacer un chiste malo? Es para romper el mal rollo.

Jo, últimamente siempre acabas las historias con un chiste reflexivo. Venga, suelta.

Respondió Lola luciendo una inmaculada sonrisa de nuevo.

¡Ahora mismo no sé si odiar más a los latinos o a los racistas!

  Ilustrador Loco

LocoDatar&NoVadis

9 comentarios leave one →
  1. 24/04/2010 20:37

    Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios,
    Una de las dos Españas ha de helarte el corazón.

    La diplomacia es un arma poderosa, un gesto amable desconcierta al enemigo más temible. Procura no olvidarlo, y cuando lo emplees me cuentas cómo te fue.

  2. 24/04/2010 18:50

    Yo he tenido que ver día a día en las aulas de clase a ese tipo de «españolitos» como dice M y creeme Edu que no fue agradable…Lo único que lamento de verdad es haberme callado la boca y mordido la lengua más de una vez. Culpo a mis padres por enseñarme a ser diplomática a una edad tan joven y a la vez les doy las gracias porque eso me evitó más de un problema.

  3. marlon permalink
    23/06/2009 0:20

    el racismo no debe existir en nuestro pais

  4. 22/05/2009 2:53

    Latino es cualquier persona que hable un idioma descendiente del latín, incluido los Españoles.

  5. 19/05/2009 20:58

    Me he encontrado tan a gusto de pasear por tu casa en los últimos días que estoy a punto de abandonar la tarea de revisar entradas viejas —ya había «peinado» los dos primeros meses completos…

    ¿Sabes qué? Estuve en España hace unos cuantos años. Y digamos que más de un «españolito» en la calle se dirigió a mí casi en iguales términos y actitud que los que usa tu latino personaje… Y, bueno, ¿por qué no? al fin y al cabo soy una Sudaca… ¿no? De hecho, si mal no recuerdo, mi conclusión fué casi la misma que la de Lola: no sabía si odiar más a los españoles o a… bueno, en ese momento no tenía con qué compararlos… ¡por lo que al final comprendí que no había ninguna duda! Y la verdad, la verdad es que no fue hasta hace poco más de un año que he vuelto siquiera a dirigirle la palabra a uno… ¡en serio!

  6. 19/05/2009 17:53

    Usted debe ser el Pepito Grillo del español medio… y cuanto me gustaría dominar el arte de poder hacer esos montajes e ilustraciones…

    Por cierto, le he dado las gracias en mi blog. Me he desnudado

  7. annefatosme permalink
    19/05/2009 16:49

    No soy racista pero soy una envidiosa de cuidado. Escribes unos diálogos chispeantes, describes el ambiente de un barrio en un periquete como si nada. Mientras otras…
    Una emigrante resentida.

  8. 19/05/2009 14:15

    Como siempre, me gustan los diálogos de sus personajes, señor eduard.

    Un saludo.

  9. 19/05/2009 14:10

    Usted sí que es mordaz!!

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